31 años sin Drazen Petrovic
hace 3 meses · Actualizado hace 2 semanas
El Genio de Sibenik no dejó un 7 de junio
7 de junio de 1993. Una de las fechas más negras en la historia del baloncesto. Se cumplen 31 años del fallecimiento de Drazen Petrovic, una de las mayores leyendas y genios del baloncesto. Con tan sólo 28 años desapareció el Genio para dar paso a la Leyenda.
La desgracia y mala suerte se cruzó ese día con Drazen Petrovic. Un accidente de tráfico, producto de un camión que se cruzó en el camino del Golf rojo donde Drazen Petrovic viajaba dormido como copiloto. La autopista que une Munich con Nuremberg, en Dekendorf, fue el escenario del triste final de una de las mayores leyendas de nuestro baloncesto.
Nacido en Sibenik el 22 de octubre de 1964. Sus inicios en el mundo del baloncesto, junto a su hermano Aleksandar cinco años mayor, fueron en el club de su ciudad natal Sibenka Sibenik para posteriormente dar el salto al todopoderoso Cibona Zagreb.
Con la Cibona Zagreb se convirtió en un auténtico mito. En tan sólo 4 temporadas (1984/1985; 1985/1986; 1986/1987; 1987/1988) conquistó 1 Liga de Yugoslavia y 3 Copas unido a la explosión continental con 2 Copa de Europa (1984/1985; 1985/1986) y 1 Recopa (1986/1987).
En la temporada 1988/1989 se produjo su fichaje por el Real Madrid. Con el conjunto merengue, presidido por Ramón Mendoza, conquistó la Copa del Rey y la Recopa de Europa.
La Recopa de Europa conquistada por el Real Madrid ante el Snaidero Caserta (117-113), en el Pabellón de La Paz y la Amistad de Atenas, es una de las Finales más legendarias con Drazen Petrovic como auténtica estrella anotando 62 puntos en un duelo cara a cara con Oscar Schmidt (42 puntos).
Una sóla temporada en el Real Madrid, donde coincidió con el desaparecido Fernando Martín con el que por desgracia le unió un mismo final, junto a coincidir en el equipo con el que debutaron en la NBA Portland Trail Blazers.
Drazen Petrovic dio el salto a la NBA de la mano de los Portland Trail Blazers en la temporada 1989/1990. Tan sólo pudimos disfrutar de 4 temporadas con Drazen Petrovic en la mejor liga del mundo. El 23 de enero de 1991 fue traspasado desde los Blazers a los New Jersey Nets donde permaneció durante dos temporadas y media hasta finalizar la campaña 1992/1993.
Drazen Petrovic hizo historia a nivel de selecciones. Primero con Yugoslavia y después con Croacia.
Con Yugoslavia conquistó la Medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, la Medalla de Plata en los JJ.OO. Seúl 1988. Campeón de la Copa del Mundo 1990 y Medalla de Bronce en la Copa del Mundo 1986. Campeón del Eurobasket 1989 y Medalla de Bronce del EuroBasket 1987.
Drazen Petrovic con Yugoslavia jugó en el Palacio de los Deportes de Oviedo, actualmente en fase de reforma, con motivo de la Fase de Semifinales de la Copa del Mundo España 1986. Yugoslavia en el recinto ovetense se enfrentó a Argentina, Canadá, China, Italia y U.S.A.
Con Croacia disputó la histórica final de los Juegos Olímpicos Barcelona 1992 ante U.S.A. » Dream Team» logrando la Medalla de Plata. Su último gran título de su excelso palmarés. La mejor Generación de la historia de Croacia ante el Dream Team.
Drazen Petrovic tiene retirado sus dorsales nº 10 con la Cibona Zagreb y el nº 3 con New Jersey Nets actual Brooklyn Nets.
El fichaje por el Real Madrid
El sábado 8 de octubre de 1988, en la final a un solo partido del 'V Trofeo de la Comunidad', ante Estudiantes 'Bose', el entonces yugoslavo Dražen Petrović jugó su primer partido con la camiseta del Real Madrid, del que se despediría diez meses más tarde. Petrović había aterrizado en Barajas el día anterior, viernes 7, procedente de Zagreb, donde había pasado unos días de descanso tras caer con la Selección de Yugoslavia en la final de los Juegos Olímpicos de Seúl ante la Unión Soviética que lideraba un tal Arvydas Romas Sabonis: 76-63, y oro para la URSS con 20 puntos más 15 rebotes en la estadística de Sabonis. Otro lituano, el fantástico escolta Saras Marciulionis (muy poco después, también en la NBA) adicionó 21 puntos para llevar a Moscú el oro de Seúl, en el adiós de la URSS —en cuanto que tal— a las Olimpiadas.
En esa final, 'grand finale' de Seúl, los últimos Juegos Olímpicos a los que se presentó la Selección soviética de baloncesto, 24 puntos no pudieron enmascarar la gris actuación de un Petrović (8/17 en tiros de campo, con 2/6 en triples), que andaba ya con la mirada puesta en Madrid y —por elevación— también en la NBA. Sólo otro yugoslavo más, el pívot Vlade Divac, rebasó la decena de puntos: 11. Pero en rebotes, con 'Sabas' al frente, los soviéticos barrieron ambas zonas, con superioridad absoluta en capturas: 31-21.
La llegada de Petrović al Real Madrid estuvo precedida de la polémica que —usualmente— acompañaba al genio croata. El propio Sabonis —que estaba en vías de firmar contrato con agentes españoles, los mismos de Petrović... inicialmente— había repetido varias veces a quien esto firma (la última, horas antes de reaparecer en Seúl): "No jugaré nunca en el Real Madrid si Petrović está en el Madrid; nunca jugaría con ese tipo, tan buen jugador como mala persona. Si es el mejor de Europa, será porque yo he estado sin jugar. Ya tengo suficiente experiencia con él y con 'ellos', (los yugoslavos). ¿Recuerda la final de la Copa de Europa de 1986, en Bucarest? (NB: Zalgiris Kaunas-KK Cibona Zagreb, que venció con descalificación de un Sabonis provocado por Mihovil Nakic). Si Petrović cambiara, pues mejor para todos".
La materialización del fichaje de Dražen como 'estrella blanca' —que en realidad se había suscrito en el otoño de 1986, después de un compromiso previo del jugador con el Barcelona— también provocó un pequeño cataclismo en la plantilla madridista, que dirigía Manuel Sainz Márquez, 'Lolo'. Para empezar, el base internacional Juan Antonio Corbalán, el 'Von Karajan' de aquel plantel (y de la Selección española, hasta la plata olímpica de Los Ángeles, en 1984), anunció su retirada y se despidió, aunque en 1990-91, 'Juanito' regresaría a jugar en el Fórum Filatélico de Valladolid... junto a Sabonis.
También abandonó la plantilla blanca el escolta internacional Juan Manuel López Iturriaga, rumbo al Cajabilbao de su ciudad natal. Iturriaga había mantenido serios enfrentamientos personales con el propio Petrović (además de un célebre artículo en 'El País', en pleno Mundobasket de 1986: 'El Niñato'), un Petrović al que 'Itu' se medía como podía —véase la fotografía que adjuntamos—, durante los duelos europeos Real Madrid-KK Cibona en los años 80. Iturriaga escogió cambiar de aires. El doctor Alfonso del Corral, ala-escolta que también defendía ocasionalmente a Dražen, como cabe comprobar... también se retiró en el verano de 1988; Alfonso se dirigía al ejercicio de su carrera de Medicina.
Asimismo, Lolo Sainz revolucionó la pareja de extranjeros y su concepto. Como ya se tenían bastantes estrellas con Petrović, los hermanos Fernando y Antonio Martín Espina, Chechu Biriukov o Fernando Romay, el segundo jugador extranjero del Real Madrid 1988-89 iba a ser un 'complementario', el alero californiano Johnny Rogers (2,06 de altura), procedente de los Cleveland Cavaliers de la NBA. Todo con todo, los estadounidenses Brad Branson (pívot) y Wendell Pablo Alexis (alero) también se despidieron.
Petrovic no tenía amigos en el Real Madrid
Cuando el Barcelona descartó su fichaje por la negativa de su entrenador, el representante de Petrovic llamó al club blanco, y Ramón Mendoza sólo contestó con un simple y rotundo “¿Cuándo?”. Aunque se dijo que el Granarolo de Bolonia puso en la mesa una mejor oferta económica, Petrovic decidió vestir de blanco. Su llegada al Real Madrid cambió las miradas de la afición, pasando de villano a héroe rápidamente, sin embargo, en el vestuario las cosas fueron diferentes. Drazen nunca llegó a trenzar amistad con sus nuevos compañeros de equipo, y el recelo con que fue tratado se convirtió en una barrera. De hecho, se cuenta que cuando se conoció su fichaje, algunos jugadores de peso en esa plantilla se manifestaron muy en contra y protestaron ante los responsables de la sección.
En aquel Real Madrid jugaba también Fernando Martín, el primer español que accedió a la NBA, y como Drazen, otro líder indiscutible. El Madrid ganó aquella temporada la Copa del Rey y la Recopa, esta última con una exhibición del croata, que anotó 62 puntos en la final ante el Snaidero Caserta del brasileño Oscar Schmidt. En aquel partido, Drazen buscaba jugar un uno contra uno permanentemente, y si era necesario no dudaba en jugar un uno contra cinco, con muchos de sus compañeros observando entre incrédulos y admirados aquel catálogo inacabable de jugadas ofensivas y esa infalibilidad en el tiro. Lo cierto es que en aquel vestuario casi nadie lo tragaba.
Mil triples por 100 pesetas
Drazen era un jugador diferente, un perfeccionista irreverente, un provocador nato y burlón, un tirador demoledor, penetrador imparable y anotador compulsivo. Todo ello se podría resumir en que el baloncesto para él era una obsesión. Contaba Lolo Sáinz, su entrenador en el Real Madrid, que al final de los entrenamientos podía ofrecer 100 pesetas a unos críos para que le pasasen balones y practicar su tiro de larga distancia una y otra vez. Dicen que podía lanzar mil triples después de una sesión de entrenamiento.
La espantada de Petrovic a la NBA
La marcha de Drazen Petrovic a la NBA casi acaba en juicio contra el Real Madrid. En 1986, el croata se comprometió con el equipo blanco, a pesar de que todo hacía indicar que jugaría en el Barça de Aíto y que su llegada a la capital español no se produciría hasta 1988. Firmó por cuatro temporadas y 1,2 millones de dólares en total, pero sólo pasó un curso en Madrid. A mediados de agosto de 1989, los Blazers le tentaron con un gran contrato y el jugador se escapó a Portland, sin despedirse de nada y con sus compañeros inmersos ya en plena pretemporada. Horas después de coger un avión rumbo a EE UU, era presentado en la NBA: "Jugar aquí es un sueño para mí", dijo.
Petrovic firmó con los Blazers (tres temporadas con otra opcional) y se convirtió en el europeo mejor pagado en la NBA (algo más de un millón de dólares por año), a pesar de que el Madrid defendía que sus derechos le pertenecían. "La relación de Drazen con el Real Madrid no es la de un matrimonio: no puede prometerse amor eterno, hay que aceptar el divorcio", llegó a decir su abogado, Kevin O'Conell.
El jugador le interpuso una demanda a su exequipo al que le pedía una indemnización de 10 millones de dólares por daños y perjuicios, mientras que el Madrid exigía 750.000 dólares por la rutpura unilateral del contrato. Al final no fue necesario acudir a la Corte de Oregón (el juez que hubiera dictado sentencia era aficionado de los Blazers) porque ambas partes llegaron a un acuerdo tres días antes. El Madrid recibió 1,2 millones de dólares (144 millones de pesetas), conservaba los derechos de Petrovic cuando saliera de la NBA y los Blazers se comprometían a jugar dos partidos contra ellos en los siguientes cuatro años, algo que nunca ocurrió.
Tras un año en la capital de España, cruzó el charco y se enfundó la camiseta de Portland Trail Blazers. Aunque aquella primera intentona tuvo mucho de frustrante. Primero porque el equipo tenía en esa posición de escolta a un intocable llamado Clyde Drexler; segundo porque su entrenador, Rick Adelman, nunca mostró demasiada confianza en aquel chico europeo.
Pero Drazen no era de los que arrojan la toalla. Pidió ser traspasado, y acabó cambiando el Oeste por el Este y vistiendo ahora la camiseta con el número 3 en los New Jersey Nets. Y allí sí, allí Drazen explotó sus virtudes, ensanchó sus espaldas y sus brazos, perfeccionó su mecánica de tiro y acabó convirtiéndose en líder anotador del equipo con unos porcentajes de acierto envidiables. Fue incluido en el tercer mejor equipo de la NBA y estuvo a punto de jugar un All-Star.
Su estancia en la NBA supuso un antes y un después para el baloncesto internacional, ya que el desempeño y saber hacer de Petrovic acabó por abrir los ojos al baloncesto profesional norteamericano con respecto a los jugadores no estadounidenses.
La Guerra de los Balcanes
En paralelo iba transcurriendo su carrera en la selección yugoslava con la que logró un Eurobasket en 1989, una plata olímpica en 1988 y un campeonato del mundo en 1990. Todo antes de que estallara la guerra de los Balcanes y la fractura y la tragedia salpicaran también a los que hasta entonces habían sido compañeros de equipo y amigos. Yugoslavia se fragmentó, como esa confianza irrecuperable en muchos casos entre quienes tras la contienda pasaron a defender banderas diferentes: además de Drazen, Divac, Paspalj, Kukoc, Zdovc, Jovanovic, Perasovic, Komazec...
Con Croacia, Petrovic se colgó la plata olímpica en Barcelona 92 tras caer en la final con un equipo de extraterrestres (Magic, Jordan, Bird…) que se hacía llamar Dream Team. Al año siguiente, se consagró entre los grandes de la NBA, liderando a los Nets con 23 puntos por partido, y siendo uno de los triplistas más fiables de la liga. En aquel verano del 93, tras ser eliminados por Cleveland Cavaliers en los 'play-off', se trasladó a Polonia, para unirse a la selección de su país en el preeuropeo en busca de una plaza en el Eurobasket de Alemania. Croacia perdió la final con Eslovenia pero aseguró su participación en la cita. Es la siguiente aspiración del genio de Sibenik, que no sabe a ciencia cierta si seguirá jugando en los Nets, porque la relación en el vestuario es algo más que tensa con algunos de sus compañeros. No descarta regresar al baloncesto europeo, pero también se fija como objetivo jugar con los Boston Celtics.
El accidente en el que murió Petrovic
Drazen Petrovic era así, ilegible, indescifrable, volcánico en la cancha e introvertido fuera de ella. El apodado ‘Mozart del baloncesto’ había compuesto en plena juventud una sinfonía de 112 puntos ante el Olimpia de Liubliana. Él era en EEUU el europeo tímido que no se cansaba de entrenar y de lanzar a canasta cuando las luces del pabellón se apagaban. Era el genio irreductible. A alguien así, inevitablemente, lo amabas o lo odiabas.
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